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Madrid. Lunes por la mañana. Un policía detiene a un coche para multarlo.
- ¿Sabe usted que se ha pasado 7 semáforos en rojo y 4 stops y….? Ah, vaya, Federico Trillo, es usted el primer famoso al que multo… Bueno, sintiendolo mucho, le tengo que pedir los papeles del coche.
- No.
- ¿No tiene los papeles? Pues me veo obli…
- ¿He dicho que no los tenga?
- No, pero…
- ¿Entonces?
- Tendré que multarle…
- ¿Por qué?
- Por no llevar los papeles…
- Repito, ¿he dicho que no los lleve?
- Pues enséñemelos o tendré que multarle.
- ¿En base a qué?
- Pues que no llevar los papeles es…
- Pues estaría usted prevaricando y podría perder su trabajo, en ningún momento he dicho que no lleve los papeles, eso sería una suposición suya y me estaría multando injustamente y a sabiendas de que lo hace según un prejuicio suyo.
- Pues enséñem…
- NO.
- Pe… o sea… Pero… a ver… Mire… váyase. Continúe.
(Suena el manos libres)
- ¿Dígame? – ¿Qué pasha, Federico, vienesh o no vienesh? Te eshtash retrashando. ¿Qué ha pashado?
- Sí, ya voy. Ná, estos del PSOE que no saben ya que hacer para entorpecer la democracia. Pero vamos, después de colaborar, he demostrado mi inocencia.
- La democracia dice… Hijoputa, ¡qué chishp… chich… qué gracia tiene!
