Hermanísisimo: Cainita, ¿cómo va tu vida de emancipado?
La independencia, ¡qué palabro más bonico! A una persona joven le motiva pensar en ella y a Will Smith le suele propinar un buen sueldo.
Piensas en tu piso (como están las cosas probablemente alquilado, aunque los hay que tocan el cielo hipotecario del estatus de propietario). En cualquier caso, enseguida se te viene a la mente cosas del tipo “me haré de cenar las porquerías que me gustan“, “andaré todo el día en pelotas“, “mis amigos traerán birras y aqui estaremos todos los findes partiéndonos la caja“….
Una mohona de a kilo pa ti. Y es que el principal problema de tu indepencia es que te quita mucho tiempo. Joder ¡eso es ironía y lo demás son gilipolleces!
No eres Marty McFly y no puedes volver atrás en el tiempo para corregir la gran cagada (de ñu) que acabas de cometer emancipádonte. Pero sigues siendo el hijo de tus padres y puedes reclamar dicho estatus solicitando, en tu pleno derecho, servicio de lavandería, comida casera, agua caliente y algo de dinero extra para ese mueble de Ikea en el que poner tu figura de DarthVader a tamaño real.
Otra mohona de a kilo pa ti. Y es que haber salido por aquella puerta de la casa de tus padres fue una desición irreversible
Tras una semana viviendo fuera, volvi a casa de mis padres y:
- Habían cambiado la cerradura
- Llamé a la vecina y no me reconoció. Le expliqué y aún asi dudo en dejarme su copia
- En el comedor había ya una silla menos
- ¡¡Mi cuarto ya estaba convertido en un mini-gimnasio!!
- Pero lo peor, lo peor peorsísimo de todo, es que habían cambiado en el salón mi foto de comunión por un cuadro de un cortijo andaluz con cazadores, perros y perdices volando ¡¡¡Perdices!!!
Hermanísisimo: Exacto, Cainita. De ahí la expresión “Tú te fuiste y ellos fueron felices y comieron lo propio” ¿Digono?