FRANCOIS COPPÉE
Un día acudió a verle la esposa de un aspirante a académico llamado Ponairols. La dama le pidió que votase a su marido para que éste pudiera presentar su candidatura y, viéndole indeciso, le dijo: “Lo desea tanto que, si no le eligen, morirá del disgusto“. Coppée le votó, pero el hombre no salió elegido y mademoiselle Ponairols volvió a llamar a su puerta en la elección siguiente.
“Ésta vez no le apoyaré -replicó Coppée- La vez anterior yo cumplí mi palabra y le voté; pero él no cumplió la suya y no murió del disgusto“.