flapa, el blog de humor

Como toda persona normal que se preocupa por la educación de sus hijos, tengo la costumbre de leer todos y cada uno los libros que recomiendan leer los profesores del instituto de mi hija.

Normalmente los libros suelen ser de fácil lectura con un trasfondo ético que asumiría la inmensa mayoría de nuestra sociedad; amistad, amor, ayuda, solidaridad, etc.…

Cuál fue mi sorpresa cuando recomendaron El diario Rojo de Carlota de la autora Gemma Lienas. Un libro cuyo narrador es una chica adolescente y que pretende ser un diario de las experiencias sexuales que va viviendo esta joven.
No tengo miedo, ni nada en contra, de que se toquen estos temas en el instituto y mucho menos que esta valiosa información caiga en manos de jóvenes (tanto hombres como mujeres) cuyos padres no son lo suficientemente inteligentes como para hablar sobre sexualidad con ellos.
Lo que sí empezó a ponerme en alerta, fue el tono feminista que se le daba al contenido. Por otro lado lo vi normal, una chica adolescente narra sus experiencias con los chicos, habla con sus amigas, escribe un diario, normal que a esas edades el tono sea un tanto radical y me hizo pensar que la autora quizá había radicalizado el lenguaje del texto como mero recurso literario.

El trasfondo del libro me pareció más o menos adecuado hasta que llegué a la conversación que mantiene Carlota (la joven narradora) con su amiga Laura, una mujer adulta. En esta conversación la amiga de Carlota le muestra un cuestionario para saber si una mujer es o puede ser víctima de violencia de género. Párrafo que expongo a continuación:

Querida autora de El diario rojo de Carlota:

Muchas gracias por avisarme de que necesito ayuda. Yo, que me consideraba una persona que disfrutaba de una vida en pareja bastante placentera y dentro de la normalidad, soy víctima de la violencia de género. Gracias a usted sé que estoy siendo maltratado ya que no sólo tengo que admitir que el comportamiento de mi paraje hace que tenga que responder afirmativamente a uno o dos puntos del cuestionario, sino que sobrepasa con creces cinco o seis de ellos.

Sí amada autora, mi mujer se enfada y tiene ataques de rabia súbitos, me impide ir donde, cuando y con quien me apetezca varias ocasiones al mes, también critica mi forma de vestir, a veces convierte cualquier pequeño incidente en un motivo de discusión, por no hablar de que destruye y tira objetos que para mi tienen un valor sentimental como por ejemplo camisetas viejas de conciertos, y sí, tengo que reconocer que muchas veces me humilla ante los demás diciéndome que soy un guarro porque mi concepto de limpieza es distinto al de ella.