El otro día iba en el autobús de camino a casa, mientras escuchaba la radio. Las noticias siempre son un buen caldo de cultivo para un post, y no me fallaron. Atentos al WTF de la Feria: este año, para evitar olores y una mala imagen (por mala imagen entiéndase un montonazo de mierdaca de caballo acumulándose por doquier), se han repartido pañales para caballos. Lo juro por Espinete que es verdá. Como idea está bien, porque así se supone que habrá menos suciedad y pesturria por las calles del recinto ferial, pero va a quedar ridículo de cojones.
Tan desproporcionada acción ha tenido consecuencias inmediatas: los chinos en vez de vender flores venden caca de equino, ves a gente por la calle oliendo bolsitas de caca, incluso hay peleas porque las existencias son escasas y la demanda demasiado alta. Ya han tenido que actuar los antidisturbios en más de una ocasión. Pero lo peor vendrá después, porque como todo el mundo sabe, la caca de caballo es altamente adictiva. Sevilla se va al carajo, señoreh. Y todo por un puñao de mierda. Esto es de locos.
