Que me fulmine ya, hostia. ¡Que no puedo más! Estoy de calufa hasta los mismos. Que ya más no puedo abrir más la ventana, coño. Que cualquier día se mete dentro un murciélago. El otro día sin ir más lejos se me metió un rumano.
- Siñorrrrr no tingo ninero, dame argo.
- ¡Iyo, vete! ¡Fuera ya ome! ¡Bais, bais!
- Dame argo siñorrr. No tingo papele, no tingo trabijo.
- Oju qué rumano más pesao… ¿te quiere ir ar carajo? ¡Que no tengo ná! ¿No me ve que estoy en pijama? Qué coñaso de nota, mare…
Es por esa fea costumbre que tienen los rumanos de volar por ahí indiscriminadamente y llegar sin avisar. Mira Drácula. El nota tó educao, con estudios, siempre, siempre, siempre te pedía permiso para entrar. Es lo que tiene ser Conde.