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¿Y ahora de qué carajo escribimos?

Kiyo, a mí me preocupa la situación actual de la blogosfera, ¿sabe lo que te digo no? Nos hemos llevado durante una pechá de tiempo que si EBE parriba, que si EBE pa bajo (trinca), que si EBE en sarsa… y ahora que se ha acabao el EBE y los Premios Bitacoras, ¿de qué carajo escribimos?

Pero es que la cosa no acaba ahí. En pocos meses el capullo del Bush deja de ser presidente de los Estados Unidos y meterse con un negro no está bien visto (Michael Jackson no cuenta como negro). Sufrí bastante con la pérdida de Aznar (aunque él la sigue cagando en gordo desde el olvido) y no creo que pueda soportar la pérdida de un imbécil más. ¿A qué recurriremos los blogueros ahora para hacer el chiste fácil? ¿Será ésta la verdadera muerte de los blogs y de todo el universo conocido?

Jimenez Losantos

Qué razón tienes, Federico. Me dejas mucho más tranquilo

No tiene nada que ver con el artículo (¿o sí?), pero si el día 20 de Enero no tienes nada que hacer, quizás te quieras unir a la fiesta. Las birras las paga el feo del Quater con lo que saque de la venta del portátil en el charco la pava, ¿digono?

Tipos de comentarios

Ahora que se aproxima el EBE reflexiono sobre esto de los blogs. Son una herramienta digna de análisis. Desde esta atalaya que mis amigos de flapa me ofrecen de manera eventual os invito a reflexionar sobre este curioso instrumento de comunicación. ¿Habéis pensando alguna vez cuántos tipos de comentarios existen? He aqui un extracto de la fauna de comentaristas que cohabitan en la red.


El comentario por compromiso

Ésta es la situación: Hoy se han aliado los astros de alguna manera y alguien ha comentado uno de tus post. Entras en su blog y comentas el último artículo. Aunque es una basura, por supuesto.


El comentario para dorar la píldora

Realizado por:

  • Tíos que comentan a blogueras (sin ir más lejos todos los miembros de flapa son un ejemplo de ello)
  • Blogueros que, ansiosos de más visitas, le doran la píldora a blogueros con gran público (es como buscarse un padrino, un enchufe, en plan rastrero). Dejar un enlace en el comentario a su propio blog suele ser su ejercicio diario. Si los sufres pero te caen bien seguramente tu crearás en sus blogs un comentario como el primero descrito (Comentario por compromiso)
  • Comentario entre colegas. Desconfia: ¡te acabaran pidiendo favores, bienes o servicios!


El comentario con formato

Los comentaristas exquisitos procuran presentar bien sus ideas. Hablamos de aquellos amantes del achetemele que saben enfatizar y remarcar lo importante cuándo es necesario. Aquellos que innovan y gracias a su enfermedad mental unidad al Lenguaje de Marcas de Hipertexto incluyen diálogos en sus comentarios:

—Ostia, ¡así podría comentar dos ideas a la vez!
—Ahistá! Y te puedes dar la razón a ti mismo, ¿a que si?
—¡Po No! ¡Paso de ti!
—PO YO PA MI MISMO HE ACABAO! ¡ME EXPULSO DEL UNIVERSO!


El comentario absurdo

Esta es una de las más altas cotas de enfermedad mental del comentarista. Este tipo de comentarios se distinguen en cuánto llegas a un blog: percibes humor pero no te enteras de una puta mierda. Son comentarios que hacen referencia a otros post; a otros comentarios realizados alguna vez en toda la vida del blog (metacomentario); a algún dato de la trayectoria o personalidad del autor del post; a la relación existente entre el autor del post y el autor del comentario; a otro post que está publicado en un blog amigo en ese momento; al lenguaje especial que han creado en dicho blog (Diox, peste sicote, gafah, mohona de a kilo, carsona, thrognitz!…)

De un comentario absurdo puede nacer un nuevo post que genera más comentarios absurdos. Y así, ad infinitum.


El comentario con alto nivel de hijoputismo

Sin duda la práctica más dificil de todas. Un arma de doble filo. Este es uno de los que más gusta en flapa, como ya sabéis. La idea es hacer reaccionar al personal, usarlo como reactivo revolucionario a modo de crítica voraz.

En principio uno lanza injurias, insultos, calumnias, improperios y toda clase de sinónimos del odio hacia el autor del post. Vilipendiar, ¡siempre vilipendiar! Pero eso si: siempre de manera que esté relacionado con el post, sino no se vale. Hay que demostrar siempre ingenio. Si odias por odiar simplemente eres un troll (que en inglés significa gilipollas).

Después se abre la veda y lo mismo te vale 8 que 80: ó sigues insultando desde un supuesto “buen rollito” al autor (hay que ser muy farso) ó puedes ir atacando indistintamente a otros comentaristas. Los más expertos en todo ese proceso de odio blatero (chat + blog = blat) son capaces de hacer coaliciones, romperlas, traicionar, e incluso insultarse asi mismos para llevarlo al mayor absurdo.

Usar con moderación: ¡peligro de guerra blogosférica si se escapa de las manos!



Así me lo aprendi yo. Asi que a practicar, ¡mamahostias!