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Marcos 14:32
Llegaron a una propiedad llamada Getsemaní, y Jesús dijo a sus discípulos. “Quédense aquí, mientras yo voy a orar”.
Marcos 14:36
Y decía: “Chuck todo te es posible: aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
Nos encontramos en el ecuador de estas fiestas y por ello os ofrecemos nuestra segunda tanta de alegres reflexiones sobre el tema. A diferencia de la primera tanda, hoy nos centramos en hechos bíblicos para disfrute del personal:
Jesus nació el 25 de diciembre y murió la primavera siguiente con 33 años. Está claro: tenía progeria.
El primer editor de San Mateo, tras la revisión del texto espetó: “Esto es Ciencia Ficción y no Novela Histórica, tío…”
“Ningunear” es un verbo que inventaron los guionistas de la Biblia cuando pensaron en el papel de San José.
“No hay cruces para Barrabas” es el título del próximo corto de flapa.
La conferencias “Cómo hacerse famoso con publicidad viral en Judea” tuvieron 33 ediciones. En la última se cebaron con el ponente.
Diox es una floja, todo el día haciendo el Maikel Jarson y leyendo revistas guarras para niños. Mira que el colega se lo podía haber pensado mejor, y coño, fabricarnos un palacio en vez del adosado de dos plantas que tenemos por planeta, pero no, tó cabrón er nota. Y ya de paso podría también habérselo currado un poquito con su obra maestra, nosotros el ser humano, amigos. ¡Ohhh sí! La escultura perfecta de Dios, hecho a su imagen y semejanza. Bueno, al menos el hombre. La Biblia no deja muy claro en quien se basó para Eva, pero tampoco le vamos a pedir demasiado a un libro escrito por una patulea de misóginos, ¿verdad?
Cierto es que yo no le tengo mucho aprecio a la Iglesia, pero lo de ese hombre no tiene nombre (ois, un pareado, qué cosa). Monta tol tinglao en tan sólo 7 días. Iyo chacho, un poquito más, ¿no cohone? Que al ser humano mira, tó a medias, le sobran y faltan cosas. Las muelas del jucio, el deo chico del pie, el apéndice…yo qué sé, ¡er Caín entero! Y ya puestos, podría habernos puesto también unos extras: un puerto USB, una ranura para conectar la guitarra del Guitar Hero, un par de protuberancias en la cabeza para poner la lata de cerveza y no tener que sobrevivir a base de esas estúpidas gorritas que pegan palmas si les tiras de un cablecito… (joder, ¡qué frase más larga!). Alberto Montt sabe bien de lo que hablo. En fin, ese tío o una de dos. O era flojo o era torpe. Y como Dios no se equivoca nunca, fiho que era tela de flojo.
Y no es que a mí me guste odiar, ¿eh? Que yo no odio ni ná. Yo sólo hablo el “vagelio”. Palabrita de buen cristiano.
Bienvenidos a todos al odio gratuito de Astracán.
